Dejadme citar a @echaleku, y hacer mias algunas de sus palabras que me parecen un buen ejemplo en lo personal – afrontando su separación – y en lo profesional.
Entendí que hay dos formas de afrontarlos [acerca de los cambios que no puedes controlar]: dejarse llevar por la situación o tomar las riendas para poner cada cosa en su sitio.
Dejarse llevar es lo que te pide el cuerpo, además, cuando te sucede algo así te vuelves frágil, débil, y no piensas con la cabeza si no con el corazón herido.
Dejarse llevar es lo cómodo, lo que no requiere esfuerzo, lo que te absorbe hacia el precipicio.
Al romperse la relación, nuestro hijo hubiese sufrido porque nos hubiera visto débiles, dañados, alejados.
Y tuvimos que elegir, y elegimos no caer si no levantarnos, buscarnos a nosotros mismos por separado y coger todas las fuerzas del mundo para aparcar sentimientos negativos, potenciar los positivos y aprender a querer de otra manera, menos egoísta, más generosa, más sólida.
Entonces empezó a desarrollarse en mi interior otro presente que desembocaría en otro futuro, ni mejor ni peor que el que yo esperaba, si no diferente, nuevo.
Y ese futuro me pedía estar más preparado, más maduro, más orientado a mis objetivos.
Y empecé a conocer más a mi hijo, a acercarme más a él, a entendernos mejor, a disfrutar de nuestro tiempo con más intensidad.
Y empecé a ver la empresa con otras miras, con menos miedo al crecimiento, con menos pavor a la soledad del empresario, con más espíritu de lucha, con más futuro.
Y empecé a conocerme mejor interiormente, y a potenciar nuevamente mis aficiones, mi deporte de siempre, mi físico, mi alimentación, mi concentración, mi espíritu de lucha y de superación.
Y descubrí a la gente sincera que realmente está a mi lado y que me ha demostrado tanto.
Suerte echaleku.es y kuombo.com.